Un tiempo inesperado llegó a nuestras vidas… ¿Qué nos desespera más? Que no vayamos al trabajo, que nuestros hijos estén en casa o que no podamos entrar al súper?

Este tiempo puede ser un regalo…

Uno de los ejercicios que más ha angustiado a los participantes en mis talleres es “Desacelerar”… ¿Por qué nos intimida tanto desacelerar nuestro ritmo de vida?
Quizás el descontrol y la desesperación que nos produce se relacione con el temor a perder. Con la sensación de pérdida se asoman las certezas que dejan de serlo… ¿Será que a estas alturas nos angustie no estar en ninguna carrera en la que ya no seremos los primeros ni los últimos?
¿Será que quizás aparece el fantasma del dinero que posiblemente no llegará como estaba planeado? ¿Será que las horas y los días pasan y no sabemos qué hacer con ellas? Nos llenamos de culpas… y no podemos verbalizar lo que podemos interpretar…

Sin embargo, no estamos perdidos, ser positivos en tiempos de cuarentena, pueden llegar ser un regalo…

Este tiempo es una oportunidad para superar un espacio vital: no aprender a hacer pausas en nuestras vidas… Si no lo aprendimos en la experiencia, ahora es el momento… Y no me refiero a las vacaciones, ¿quién desacelera en vacaciones?
Puede ser una invitación para Aprender a reconocer que estamos enfrentados a una PAUSA, para detener nuestro ritmo de pensar nuestras vidas. Es un tiempo para colaborar, no para competir… Cierra tus ojos, inhala, exhala y disfruta aceptando esta pausa.

¡Piénsate Generativo!