Espacio coaching

Si hubiese sabido que esa sería mi última clase antes de todo esto que ha pasado, ¿qué les hubiera dicho?

Julio Vera Royo, Magister Coaching Ontológico, Doctorando en Educación

La naturaleza es sabia, hoy está haciendo justicia, limpiando mares, canales y aires de emblemáticas ciudades turísticas que no tenían descanso en todo momento. 

Un virus que salió de la naturaleza nos está mostrando que debemos -sí por la fuerza-, cambiar nuestros hábitos, que son variados… Y así como el sociable, debe encerrarse en su casa y comenzar a cuidar y conocer a su familia… El que ha sido poco sociable, tendrá que recurrir a los demás. Y el consumista, tendrá que consumir lo mínimo y el que no es consumista, tendrá que comprar lo necesario, y así sucesivamente.

 

La vida nos cambió a todos en menos de un día. ¿Estamos reflexionando en torno a lo que está pasando en el mundo? ¿Estamos generando los cambios necesarios para salvar y salvarnos de este problema mayor? Estoy seguro que sin estado de excepción o de alerta máxima, por conciencia personal, no cambiaríamos ni aceptaríamos lo que nos pasa. ¿Por qué no educamos para aprender a ser conscientes? Todavía los adolescentes salen irresponsablemente de sus casas sin conciencia, más como diversión, porque así les enseñamos a vivir, al margen de la norma, de la ética muchas veces, descuidando la naturaleza humana, suponiendo que podríamos ser superiores a ella.

 

Quizá tuvimos esa oportunidad, ese último momento de nuestra última clase pero como no lo supimos, porque no lo vimos, no hicimos quizá esa mini ceremonia de despedida, donde habríamos quedado bien. Hoy no sabemos cómo interpretar lo que nos pasa y solo deseamos adaptar esta situación a nosotros en lugar de adaptarnos a la situación.

 

¿Qué deberíamos cambiar? Fundamentalmente, aquella parte dura de la persona que nos cuesta mirar y que  ha sido nuestro escudo que  actúa desde el ego. 

Ello implicaría una serie de acciones que hemos ido aprendiendo a gestionar y que posiblemente respondan a la necesidad de adorarnos y sentirnos bien, dándonos en el gusto, postergando nuestras relaciones, y sobre todo, afectando nuestro entorno. 

Hoy, pensar  los cambios planetarios de estos últimos meses, producto de nuestra baja impertinencia medioambiental, puede ser un ejercicio más para entender lo que no hemos podido interpretar: no es la naturaleza, somos sus usuarios.

Hemos entendido, al parecer desde hace mucho, que hacer lo que hacemos y cómo lo hacemos  se ajusta a lo que nos acomoda, pensando y sintiendo solo en nosotros. Hoy la naturaleza nos dice que soltemos el ego por la fuerza y nos invita a reflexionar. A mí puntualmente me lo ha dicho, por ello he sido capaz de pensar, en un primer paso, ¿qué les hubiera dicho, si hubiese sabido que era la última clase?